lunes, 24 de agosto de 2015

PAULINA - La soledad, la mujer y los gatos

"PAULINA estaba sola.  Según ella contaba, no siempre fue así. Si alguna vez tuvo una familia, hacía ya tanto tiempo que ya nadie  parecía querer recordar los tiempos en que ella se dejó los ojos cosiendo para ayudar a su familia.
Los años habían pasado y se había hecho mayor y su salud era cada vez más frágil. No se cuidaba porque aquella terrible soledad y desamor le pesaban demasiado. Apenas comía.
Nada en la vida le importaba, excepto una cosa....los gatos.
Ellos eran los únicos que le daban cariño y que de vez en cuando le arrancaban una sonrisa que recordaba a la persona que antaño fue.
Paulina tenía dos gatas que compartían su soledad y su humilde casa. Su corta pensión apenas le alcanzaba, pero a sus dos gatas nunca les faltaba nada.
Una tarde de otoño en que se encontraba especialmente triste, sus pasos la llevaron hacia un bonito jardín, próximo a su casa. Se quedó parada delante de la verja y de pronto, algo gris se movió al otro lado. Primero uno, después otro....eran tres pequeños cachorros. Tres gatitos de un gris azulado que jugaban con la cola de su madre gata que era completamente negra. Se quedó embobada,  lamentando no llevar nada de comida para darles. Aquella tarde, algo en su vida había empezado a cambiar.
A partir de aquella tarde, sin fallar una, fue todas las tardes a llevarles comida.
Muy pronto entró en contacto con un grupo de personas que cuidaban a aquellos gatos. Entró a formar
parte de aquel grupo de personas tan amables con los animales y durante varios años, sintió que ya no estaba tan sola, los gatos la querían y también tenía amigos.
Paulina adoraba los gatos pero, sobre todo, los cachorros. Cada vez que veía uno abandonado o enfermo, lo llevaba a su casa y lo cuidaba con cariño, dándole más de lo que tenía hasta que alguien los adoptaba.  Ver crecer a los cachorros la hacía enormemente feliz, le daba vida.
Pero no podía olvidar la familia que perdió y con el tiempo, la tristeza nubló su mente y con el tiempo enfermó y murió. También sus gatas emprendieron el viaje con ella".
"Seguro que donde esté, será feliz cuidando a muchos gatos", contestó GATSBY, "una persona tan buena, merece por fin ser feliz".
"Sabeís, hubo una época muy oscura en la historia de los humanos en que a personas como Paulina, se las consideraba maléficas. Solo eran pobres personas solitarias que vivían alejadas del resto de la gente y cuya única compañía era uno o varios gatos. Por eso también se consideró malignos a los gatos y muchas de estas mujeres y sus gatos fueron objeto de verdaderas atrocidades", contó DANDY.
"Realmente, si seguimos la historia de la humanidad, los gatos siempre hemos estado más vinculados a las mujeres. En el Antiguo Egipto, fuimos de gran utilidad para el control de las plagas de ratones en sus
graneros. Llegaron a venerarnos como dioses. BAST, era el nombre de la diosa gato".

"La diosa vikinga de la belleza, FREYA, también era acompañada por dos gatos que tiraban de su carruaje".

"Gracias DANDY, así fue parte de nuestra historia", dijo APAXIA. "Siempre hemos estado cerca del ser humano pero sin perder nuestra independencia ni nuestro lado salvaje. Muchas son las culturas que nos han adorado pero nunca han logrado domesticarnos ni someternos. Solo ha sido una simbiosis.  Nunca seremos sobornables con golosinas ni zalamerías. Somos felinos, primos hermanos de los grandes felinos. Somos los  cazadores del crepúsculo,
los que podemos ver en la oscuridad. Quizás por eso, porque no nos hemos sometido, algunos humanos nos odian y todavía nos ven con los ojos de aquellos que nos consideraron malignos en aquel oscuro pasado. No han sabido evolucionar y comprender que para nosotros los humanos pueden ser nuestros amigos muy queridos, pero nunca serán nuestros dueños. Nunca perderemos nuestro lado felino. Así somos y así seremos hasta el final de los siglos".



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