martes, 25 de agosto de 2015

Cocotet


Aquella mañana de verano, el calor era fuerte y denso  en GÁTTIKA y nuestros amigos felinos aprovechaban la escasa brisa. Las nubes avanzaban desde el mar y de pronto, inesperadamente....un trueno, seguido de un rayo que partió en dos el  cielo gris, grávido de nubes y de electricidad. Comenzó a llover. Las pesadas gotas golpeaban con fuerza el antiguo empedrado de la ciudad.  Una graciosa gata de pelaje rojizo, hizo un gesto a nuestros amigos, invitándoles a que se protegiesen bajo la parra de la pequeña iglesia de Agia Aikaterina, y que esperasen juntos a que pasase la tormenta. No a todos los gatos les gusta la lluvia. De hecho, a muy pocos les gusta mojarse. 
BRRRRRRM, otro trueno y de nuevo, la luz de un rayo. Así una y otra vez. 
¿Cuando terminará la tormenta y saldrá el arcoiris?, preguntó GINA, "No me gustan las tormentas, son mojadas y me asustan".
"Las tormentas de verano nunca duran mucho", dijo mirando al cielo la gata pelirroja que dijo llamarse  PORTOKALÍ, en referencia a su color anaranjado.
"Si os parece", dijo SHATZY, "hoy os contaré una historia sobre un gatito y el arcoiris".
Todos estuvieron encantados con la idea. 

 "Puees veréis, erase una vez un pequeño gatito que apenas había abierto los ojos. Un chico lo encontró una tarde, solo y muerto de hambre y se lo llevó a una amiga para que lo cuidase. Su amiga se llamaba Nieves.
El gatito era muy delgado y  tenía el pelo tan blanco que su piel rosada se transparentaba  a su través. Por eso mismo, le llamaron COCOTET, porque era blanco como el coco.
Era pequeño y frágil y tenía algo muy especial....siempre parecía sonreír. 
Nieves tenía la impresión de que el pequeño no crecía como correspondía a su edad, así que lo llevó al veterinario. Después de muchas pruebas, comprobaron que todo en el pequeño era extrañamente grande en comparación con su cuerpecito diminuto. 
Cocotet estaba enfermo pero estaba luchando. Seguía tomando su biberón y sonriendo, dando mucha esperanza a su amiga Nieves que lo adoraba. De hecho, varias personas lo conocían y querían ayudarle a que sobreviviese y se convirtiese en un gato grande y robusto.
Cada noche, Nieves contaba todas estas personas, los progresos o sus preocupaciones sobre el futuro del pequeñín que con tanto cariño y dedicación cuidaba.
Una tarde, su situación empeoró drasticamente. Le llevaron al veterinario para que le hiciesen una operación de urgencia y el pequeño ya no volvió. Se quedó dormido y ya no despertó. 
Nadie se había dado cuenta pero al pequeño Cocotet le habían salido unas pequeñas alas. Porque Cocotet no era solo un gatito. Se estaba debilitando porque su cuerpo estaba cambiando. Se estaba transformando en un pequeño ángel.

Fue aquella noche cuando su espíritu  dejó su pequeño cuerpo delicado  y de un blanco puro. Se elevó con sus alitas y se alejó. Casi no podía creerlo pero voló y voló hasta llegar a un inmenso arco iris. Nada más llegar, se dio cuenta que algo faltaba en aquel arcoiris. Tenía siete colores pero, porqué no tenía el color blanco como su pelaje?.
De pronto vio otros gatos y gatitos de muchos colores saltando de nube en nube y comprendió que su color blanco era la suma de todos aquellos colores brillantes y que su misión, era sonreír, para que los colores del arcoiris brillasen con todo su esplendor. Nunca dejaría de sonreír porque su misión era ser feliz y hacer felices a los demás habitantes del Mundo del Arcoiris".
"Pocos  humanos  lo saben", dijo TUSHA, "los ángeles están más cerca de ellos de lo que imaginan. De hecho, están entre ellos. Todos nosotros somos encargados de velar  por su felicidad y absorber las malas vibraciones, a veces, hasta llegar a enfermar. Eso es lo que hacen los ángeles. Por eso, nuestras vidas tienen una finalidad y cuando la cumplimos, debemos partir para dejar nuestro lugar a otro ser necesitado. Nuestra vida es mucho más corta que la de nuestros humanos y eso es muy doloroso para ellos. A veces quieren retenernos a su lado contra natura y eso lo hace todo más difícil. El mayor acto de amor hacia nosotros es saber dejarnos ir cuando llega nuestro momento de ascender y elevarnos  para que accedamos al  nivel superior con gran rapidez".
"¿Y que ocurre con los humanos?", preguntó GATSBY. 
"Los humanos tienen una extraña dualidad", dijo APAXIA, "pueden ser ángeles en determinados momentos, para ayudar a otros humanos o incluso a nosotros los peludos, pero también pueden ser agresivos y crueles y no solo para defenderse, si no por pura maldad. Muchas veces hacen daño a seres inocentes por deporte o lo llaman tradición. Es el precio que tienen que pagar por haber perdido su inocencia. Los seres humanos son complicados. Muchos se sienten superiores, como si fuesen la especie elegida, aunque la naturaleza les ha privado de una bella piel como la nuestra que les proteja o de uñas y colmillos afilados para defenderse. Lo que llaman "su inteligencia" es una forma de supervivencia, creando extraños artilugios y complicadas formas de vida, que cada vez los aleja más de la naturaleza y de su verdadera esencia espiritual". 
Un último trueno sonó el la lejanía. La lluvia había cesado y poco a poco, las nubes grises se habían vuelto blancas y se habían ido dispersando. Desde la parra caían las últimas gotas de lluvia. 
Un fresco olor a ozono se pudo percibir por todas partes
De pronto, un maravilloso y brillante arco iris se extendió sobre el cielo de GATTIKA, por encima de aquel mar profundamente azul que bañaba islas de salpicadas de casitas blancas.
Cocotet y su sonrisa, lo habían logrado de nuevo







lunes, 24 de agosto de 2015

PAULINA - La soledad, la mujer y los gatos

"PAULINA estaba sola.  Según ella contaba, no siempre fue así. Si alguna vez tuvo una familia, hacía ya tanto tiempo que ya nadie  parecía querer recordar los tiempos en que ella se dejó los ojos cosiendo para ayudar a su familia.
Los años habían pasado y se había hecho mayor y su salud era cada vez más frágil. No se cuidaba porque aquella terrible soledad y desamor le pesaban demasiado. Apenas comía.
Nada en la vida le importaba, excepto una cosa....los gatos.
Ellos eran los únicos que le daban cariño y que de vez en cuando le arrancaban una sonrisa que recordaba a la persona que antaño fue.
Paulina tenía dos gatas que compartían su soledad y su humilde casa. Su corta pensión apenas le alcanzaba, pero a sus dos gatas nunca les faltaba nada.
Una tarde de otoño en que se encontraba especialmente triste, sus pasos la llevaron hacia un bonito jardín, próximo a su casa. Se quedó parada delante de la verja y de pronto, algo gris se movió al otro lado. Primero uno, después otro....eran tres pequeños cachorros. Tres gatitos de un gris azulado que jugaban con la cola de su madre gata que era completamente negra. Se quedó embobada,  lamentando no llevar nada de comida para darles. Aquella tarde, algo en su vida había empezado a cambiar.
A partir de aquella tarde, sin fallar una, fue todas las tardes a llevarles comida.
Muy pronto entró en contacto con un grupo de personas que cuidaban a aquellos gatos. Entró a formar
parte de aquel grupo de personas tan amables con los animales y durante varios años, sintió que ya no estaba tan sola, los gatos la querían y también tenía amigos.
Paulina adoraba los gatos pero, sobre todo, los cachorros. Cada vez que veía uno abandonado o enfermo, lo llevaba a su casa y lo cuidaba con cariño, dándole más de lo que tenía hasta que alguien los adoptaba.  Ver crecer a los cachorros la hacía enormemente feliz, le daba vida.
Pero no podía olvidar la familia que perdió y con el tiempo, la tristeza nubló su mente y con el tiempo enfermó y murió. También sus gatas emprendieron el viaje con ella".
"Seguro que donde esté, será feliz cuidando a muchos gatos", contestó GATSBY, "una persona tan buena, merece por fin ser feliz".
"Sabeís, hubo una época muy oscura en la historia de los humanos en que a personas como Paulina, se las consideraba maléficas. Solo eran pobres personas solitarias que vivían alejadas del resto de la gente y cuya única compañía era uno o varios gatos. Por eso también se consideró malignos a los gatos y muchas de estas mujeres y sus gatos fueron objeto de verdaderas atrocidades", contó DANDY.
"Realmente, si seguimos la historia de la humanidad, los gatos siempre hemos estado más vinculados a las mujeres. En el Antiguo Egipto, fuimos de gran utilidad para el control de las plagas de ratones en sus
graneros. Llegaron a venerarnos como dioses. BAST, era el nombre de la diosa gato".

"La diosa vikinga de la belleza, FREYA, también era acompañada por dos gatos que tiraban de su carruaje".

"Gracias DANDY, así fue parte de nuestra historia", dijo APAXIA. "Siempre hemos estado cerca del ser humano pero sin perder nuestra independencia ni nuestro lado salvaje. Muchas son las culturas que nos han adorado pero nunca han logrado domesticarnos ni someternos. Solo ha sido una simbiosis.  Nunca seremos sobornables con golosinas ni zalamerías. Somos felinos, primos hermanos de los grandes felinos. Somos los  cazadores del crepúsculo,
los que podemos ver en la oscuridad. Quizás por eso, porque no nos hemos sometido, algunos humanos nos odian y todavía nos ven con los ojos de aquellos que nos consideraron malignos en aquel oscuro pasado. No han sabido evolucionar y comprender que para nosotros los humanos pueden ser nuestros amigos muy queridos, pero nunca serán nuestros dueños. Nunca perderemos nuestro lado felino. Así somos y así seremos hasta el final de los siglos".