Hoy voy a contaros sobre las cosas que me gustaban en mi vida anterior.
Bueno, pues una cosa que me encantaba era hacer el loco y perseguir a mi cola sobre la cama.
También lo pasaba en grande jugando al escondite con Gina, pero ella siempre acababa enfadándose.
El rascador era muy divertido, sobre todo, si conseguía que Tusha y Schatzy jugaran conmigo.
Otra de mis aficiones era el yogurt. Hasta el dia antes de ponerme tan enfermo, estuve pidiendo yogurt a mis humanos. A veces, casi les metía la pata en el vasito y Ama se enfadaba. Me decía que tenía que ser un gato educado y esperar mi turno. Amo era más consentidor. Siempre le sacábamos alguna golosina.
Me gustaba el pelo de Ama y dormir sobre sus zapatos.
Recuerdo que había un aparatito verde, que a veces hacía un ruido y entonces, lo cogían, se lo ponían en la oreja y hablaban solos. Bueno, pues tenía una especie de antenita que me volvía loco. Podía perseguirla durante horas.
También me gustaba mirar por la ventana y ver las tórtolas, mientras tomaba el sol.
No olvidaré mis horas con mis amigos en nuestro saloncito felino, junto al calor.
También echaré de menos a Leonardo, mi león de peluche. de pequeño, lo cogía por la cola y lo llevaba de aquí para allá. No os he contado que me encantaba dormir entre los peluches?.
También me gustaba una época especial del año en la que nuestros humanos estaban especialmente felices. Ponían un árbol con muchas luces y bolas de colores y sienpre nos regalaban cosas nuevas. A veces eran juguetes o golosinas diferentes, o incluso muebles para nosotros. Lo llamaban Navidad.
La verdad es que todo me gustaba excepto cuendo me peinaban o me daban medicamentos. Visitar al veterinario me estresaba muchísimo. Recuerdo que una vez que estuve enfermo y Ama me daba todos los dias unas hierbas amargas con un tubito, pero luego me encontré mejor.
Si mis humanos alguna vez leen esto, me gustaría que supieran que tuve una buena vida, llena de cariño y de cosas que me hicieron feliz. A veces era feliz, simplemente por estar juntos, sentado con ellos en el sofá, amasando con mis patitas peludas, o durmiendo entre ellos en la gran cama. Ellos siempre serán mi familia y siempre nos querremos, aunque de momento no podamos vernos ni tocarnos. El cariño está ahí y su cálida llama se mantendrá viva hasta que volvamos a vernos. PRRRRRRR, PRRRRRRRRR, PRRRRRRR; PRRRRRRRRRR.
¡Vaya, me estoy poniendo sentimental!
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