lunes, 2 de noviembre de 2009

Una sorpresa inesperada


VIOLETA nunca fué feliz. Nunca supo porqué, pero FREYA, su madre había sido muy severa con ella y sus hermanos. Esto había hecho de ella una gata tan tímida que nunca quiso a nadie, ni se dejó querer. Su madre le pegó de pequeña y sus compañeros le pegaron de mayor. Habían pasado años así y por fin, habia logrado liberarse. Había estado un tiempo enferma y débil. Una mañana en que ya se encontraba muy débil, su humana la había sacado en una caja y había sentido un reflejo brillante y cálido a través de las rendijas. Era agradable, pero ya solo quería acabar con aquella vida. Su súplica fué escuchada y de pronto, se encontró a si misma, como renacida, pero en un lugar totalmente desconocido. Sus patitas pisaban sobre un suelo blando y mullido, tan diferente al que ella conocía. Algo agitaba su pelaje y sus bigotes. Era una sensación fresca y agradable que nunca antes conociera, ella que vivíera atemorizada en la estantería durante tantos años. Anduvo, disfrutando de su nueva vida, sin encontrar a nadie que la molestara asustase.
No muy lejos de allí, la gran sacerdotisa Sofía, preparaba a nuestros amigos para una excursión muy especial. Algo inesperado y muy deseado iba a ocurrir, que marcaría el primer logro de su viaje.
Cuando el sol comenzaba a brillar sobre el Gran Azul, comenzó aquel viaje para nuestros amigos.
El dia transcurrió muy animadamente, entre historias y risas. atravesaron riachuelos y bosques con árboles de muchos colores, rojos, amarillos, ámbar. Por fin, llegaron a una alameda de amarillos árboles, cuyas hojas susurraban al ser agitadas por el viento.
"Pronto estaremos en KINDERGARTEN", dijo Sofía "ese es el lugar al que nos dirigimos".
"¿Cual es la misión que nos lleva allí?, pregunto Gatsby, con su curiosidad habitual. "Lo sabreís en su momento", comntestó Sofía", para que todo sea como se espera, debeís actuar con total espontaneidad".
Atravesaron el largo camino bordeado de
aquellos árboles amarillos tan parlanchines que parecían decir "ya queda menos, ya queda menos" . Empezaba a caer la tarde. Las sombras se hacían más largas y oscuras. Largas nubes de color naranja intenso, como desflecados girones de un velo desgarrado, cubrían el cielo de aquel atardecer de otoño.
Muy pronto, la oscuridad dominó sobre la luz. Había algo de misterioso en aquella tarde.
A lo lejos se dibujaban unas montañas y en ellas, muchas
pequeñas luces. Se dirigieron hacia allí.
Sin saberlo, Violeta, también había sido atraída por aquella luz. Estaban destinados a encontrarse.
Sofía se adelantó y
una esbelta gata de color pardo y grandes ojos rasgados salió a su encuentro. SE toparon y se miraron inquisitivamente a los ojos. La gata parda asintió. "Amigos", dijo Sofía "os presento a FREYA, la Madre Universal de KINDERGARTEN. Dejemos que sea ella la que os cuente su historia y os explique porqué estamos aquí".
"Vereís", dijo Freya estirándose sobre sus patas," yo tuve
varios hijos y lamento reconocer que nunca fuí una buena madre para ellos. Fueron tratados por mi con tanta dureza, que les marcó de por vida. Cuando llegué aquí, el GRAN AÉL, el espíritu Universal que todo lo ve y lo rige, decidió que debía lavar mi culpa por lo que hice, cuidando de por vida a todos los cachorros que debiesen volver a nacer. Por esto me llaman la Madre Universal. Hoy es un dia especial, es la noche de difuntos, la noche en que el velo que separa los dos mundos es tan ténue que se rompe a girones por algunos lugares, de forma que los habitantes de ambos lados incluso pueden tocarse. Es noche de muerte y de renacimiento. La noche en que todo es posible. Hoy, mi hija Violeta, que tan desgraciada fué por mi culpa toda su vida, volverá a mi y deberé demostrarle que he aprendido a amar y a comprender". "En cuanto a vosotros, mis amigos recién llegados, será vuestra oportunidad de hacer muy felices a seres que amais muchísimo, dando algo de vosotros para que siempre os recuerden". "Pasad y conoced nuestro KINDERGATEN".
Dejando atrás la oscuridad de la noche, se introdujeron por unos túneles hacia el interior de la montaña, iluminados por la luz de brillantes luciérnagas. Todos ellos confluían en una extensa zona circular común, calida y con iluminación
mucho más ténue. Estaba acondicionada para ellos, pero estaba atravesada por árboles y por un orificio en lo alto, podía verse una redonda luna llena. Lo que vieron allí, les hizo sonreir. Cientos de pequeños cachorros de gato dormían en sus cestas. Otros trepaban a los ñárboles enjugazados. Los había de todos los tipos y colores. "Bien, ha llegado el momento", dijo FREYA. "Concentráos en pensar en vuestros queridos humanos, como si estuvieseis con ellos. Vais a hacerles un regalo maravilloso e inesperado. De entre todos estos pequeñines, debeís elegir uno para ellos. Aquél que más les vaya a recordar a vosotros. Luego, cada uno de vosotros deberá darle algo suyo al pequeño, algo que os recuerde cada dia". "También es la oportunidad de devolver la vida a uno de éstos pequeños cuya vida fué muy corta. Ponéos a buscar".
Nuestros amigos fueron recorriendo y observando en detalle a cada uno de los cachorros. Era una tarea difícil porque todos eran preciosos. Finalmente, después de largas deliberaciones, todos estuvieron de acuerdo en dos candidatos. Uno era un siamés rayado, que parecía un clon de
Dandy o de Gina. El otro era un pequeño Gatsby.
"¿No podemos regalarles los dos?", preguntó Dandy. "No es posible", dijo Freya, "solo uno está destinado a ellos. El pequeño siamés está destinado a dar alegría a las ancianas de u
na residencia. Su destino está marcado". "Sea pues el pequeño gatito peludo naranja y blanco. Ahora, debereís darle cada uno algo vuestro. Sed generosos. Tened en cuenta que es como un libro donde todo está aún por escribir."
"Bien", dijo Gatsby, "yo le daré mi aspecto y mi pose señorial. También mi nobleza y mi forma de andar y jugar".
"Yo le daré mi elegancia, mi remolino y mi suave maullido. También mi forma de desperezarme y estirarme", dijo Tusha.
"Yo le daré mi picardía, mi inteligencia", dijo Gina.
"Yo le daré mi agilidad y mis topadas tan cariñosas. También mi fuerte ronroneo", dijo Dandy
"Po
co me habeís dejado, per lo más importante. Yo le daré mi cariño incondicional y, porque no, .... mi habilidad en colarme en las habitaciones".
"Yo le dar
é mi mirada transparente y mi amor por el agua", dijo Edda.
"Sea pués. Pequeño gato naranja, vuelve a renacer a una vida mejor. Te colocaremos en el mejor lugar para ser encontrado
, en el Gran Jardín. Dandy que lo conoce bien, te guiará desde aquí". Con el hocico, apartó al pequeño gato naranja. "Juntemos ahora nuestras patas y elevémosle hacia el velo de la noche. Diremos una oración felina por ti:

"Pequeño gato, breve fue tu vida anterior, ahora eres como un libro en blanco, ve ahora hacia una nueva oportunidad de ser y hacer felices a los que te rodeen. Tus dones son muchos. Vive y sé feliz."

Salieron emocionados a la luz de la luna. Todos habian participado en aquella reunión tan mística, tan evocadora. Aquella era indudablemente una noche mágica, en la que misteriosos girones volaban sobre la luna. No se sabía bien si eran nubes o criaturas que viajaban entre ambos mundos.
Fué entonces cuando apareció VIOLETA. Al ver otros gatos, retrocedió asustada. ¿Volverían a pegarle, como siempre había ocurrido a lo largo de su vida?. FREYA, reconoció a su hija. Supo que había llegado el momento de expiar su culpa y estar por fin en paz consigo misma y con su hija. Avanzó hacia ella, le tendió su pata y le dijo: "Mi querida hija VIOLETA, nunca me perdonaré el mal que te hice si tu no me perdonas. Ven conmigo, te prometo que ya nunca volverá a hacerte daño ni a asustarte. Quédate con nosotros y podrás ayudarme a cuidar a todos estos pequeños maravillosos". VIOLETA dudó, pero vio la sinceridad en los ojos de FREYA y siguiendo un impulso totalmente nuevo en ella, avanzó y dió una topada cariñosa a su madre. "Me quedaré", dijo, "siento que ahora todo será distinto. Por fin seré feliz. Aquí es donde quiero estar".
Había sido una noche larga, tan especial y tan llena de emociones, pero había llegado el momento de descansar antes de emprender el viaje de vuelta. Nuestros amigos se sentían extremadamente felices. Solo Dandy se sentía un poco triste. El hubiese querido darles tambien al pequeño gato siamés , pero no se podía cambiar el destino. FELIZ NOCHE, FELICES SUEÑOS.......PRRRRR, PRRRRRR, PRRRRRR, PRRRRRRR............