sábado, 5 de septiembre de 2009

Espuma de mar










Sin darnos cuenta practicamente había pasado el verano. Las tardes empezaban a acortar lentamente, pero el calor de Septiembre todavía permitía a nuestras extrañas amigas seguir con sus costumbres, con sus baños vespertinos y sus juegos acuáticos. Al salir del agua, era cuando todo era más interesante, pues nos contaban aquellas preciosas historias y cantaban de forma tan embrujadora, que uno nunca se cansaba de escuchar.
Había una entre ellas , que resultaba especialmente misteriosa, porque parecía vivir ausente, como en otro mundo.... siempre mirando al mar y de pronto, desaparecía. Fué una de aquellas cálidas tardes en que el sol ya adquiría un color más dorado, cuando Gatsby ya no pudo resistir más su curiosidad y se acercó a preguntarle. "Amiga", le dijo"¿quien eres tu y que buscas , mirando siempre al horizonte?". Sin dejar de mirar en la misma dirección ella contestó con una voz que sonaba como una suave música, "Como gata me llaman EVA, pero entre los míos, me llaman Espuma de Mar. Mi historia es triste y alegre a la vez".
Entretanto, y guiados por la misma curiosidad, se habían reunido los demás compañeros a nuestro alrededor . GINA, que como buena gata es muy curiosa le dijo con insistencia "Cuéntanos tu historia, te escuchamos encantados".
"Pues vereís, yo llevaba una vida normal, como cualquiera de mis hermanos y hermanas. Tenía mis amigos, jugaba con los delfines y de vez en cuando me acercaba hasta las rocas de la isla, para observar con curiosidad a aquellas curiosas criaturas que en vez de cola, tenían dos piernas y se desplazaban mejor sobre la tierra que por el mar. Eran varios y yo no solía diferenciarlos. Argos, mi amigo el delfín, me decía que no todos eran buenos y que era mejor no acercarse demasiado a ellos. Fué una tarde del pasado Mayo, cuando después de una terrible tormenta, caí en la red de un hombre de la isla, que había salido a navegar. Era una tarde gris y lluviosa. Yo había estado nadando contra las fuertes corrientes marinas hasta quedar exhausta. El hombre de la isla, me sacó de la red y me miró con gran extrañeza. Me depositó suavemente sobre una roca plana y me observó con preocupación, hasta que abrí los ojos. Su edad era mediana, su pelo canoso y llevaba un gran bigote. No podría decir que fuese guapo, pero hay algo en el que.....
Me habló en un idioma que no comprendía, pero su voz era tan amable que me fascinaba escucharle. Ya repuesta totalmente, volví a mi mar, pero regresé una y otra vez y pasaba el dia esperando que llegase la tarde para encontrarle de nuevo. A fuerza de escuchar sus historias, empecé poco a poco a comprender su idioma. Me dijo que su nombre era Kostas y que su familia siempre había vivido en aquella isla. Era una isla muy pobre, pura roca, de la que la gente solía emigrar para buscar fortuna. El y su familia también lo hicieron hace muchos años, pero el siempre volvía a su isla, con su mar profundamente azul". "Con el paso del tiempo, nuestra amistad, se había vuelto muy especial".
"¿Porqué no te quedaste con el?", preguntó GINA. "Bueno, sabeís, el problema es que yo no me podía dejar ver entre los de su especie. Además, él no está solo. Tiene una familia, una amable mujer y varios hijos. Ellos no hubieran comprendido nuestra amistad. Yo solo podía pasar un rato cada tarde con el, hasta que el sol tocaba el horizonte. Conforme iban acortando las tardes, ese rato cada vez era más corto y yo, no hacía más que mirar hacia la isla y esperar. Mi querido ARGOS, el delfín azul con el que había jugado desde que ambos eramos pequeños como pececillos, tomó una importante decisión. Nadó y nadó durante dias. Fué a contarle la triste historia de Espuma de Mar y el hombre de la isla al gran Poseidón, el que domina todos los mares. El señor de todos los océanos, se compadeció de nuestra historia. La solución no era fácil, por ello, mandó un emisario a hablar con el Gran Oráculo de la Diosa Gato. Sofía, la suma sacerdotisa le informó que casualmente, una de sus gatas no hacía más que mirar al mar. Su nombre era EVA y su color era blanco, como la espuma de mar. Para Poseidón, todas las señales coincidían. Comprendió que como gata, sería fácilmente aceptada por la familia del hombre de la isla. Pocos días después, en el dia de mi cumpleaños, fuí llamada por el Gran Poseidón. Era impresionante, majestuoso, con sus corona de conchas y estrellas de mar y sus magníficos caballos de agua. Se dirigió a mi y me dijo. "Espuma de mar, voy a hacerte un regalo, gracias al cual, podrás pasar tiempo con tu querido amigo. Cuando el sol toque el horizonte, te transformarás en una gata blanca, como la espuma de mar, con lo que serás amablemente aceptada por su familia. Sin embargo, por las noches, mientras el duerma, volverás al mar, te convertirás de nuevo en una sirena, nadarás con tus hermanos y por la mañana nadarás hasta la orilla, donde esperarás de nuevo el momento de encontrarle. Así deberá ser, para que nadie resulte perjudicado en esta historia".
"Porqué no te transformó definitivamente en gata, para que pudieras quedar con tu amigo para siempre?", preguntó TUSHA, "debe ser muy doloroso separarse una y otra vez de los seres queridos!".
"Es el precio que debo pagar", contestó Espuma de Mar, "es mejor así. No debemos cambiar nuestra naturaleza por mucho que queramos a los demás".
Cuando el sol empezó a declinar, Espuma de Mar agitó su rojiza melena al viento y nos sonrió con la sonrisa más feliz que uno pueda imaginar. Después, despidiéndose con la mano, se zambulló en el Gran Azul.