domingo, 15 de julio de 2007

Nuestros amigos del bosque

























































































































Nos sentíamos muy bién con aquellos nuevos amigos. Eran gatos que habían vivido la vida libre y tenían mucho que contar. Sus historias eran todas agridulces, mezcla de amor humano, desarraigo y sobrevivir en las calles y las ciudades humanas, con sus peligros constantes. Algunos, como Matías y Moctezuma, fueron verdaderos líderes en su territorio, admirados y respetados, tanto por los gatos como por los humanos que los cuidaban. Curiosamente, todos ellos procedían del mismo jardín en que vivieron Gina y Dandy.
MATÍAS


Matías nos contó cómo después de varios años de peleas, consiguió imponer el órden y cómo llegó a tener una abundante descendencia. Todos blancos y negros, como el. Un mal día entró en el jardín un gran gato siamés, oscuro y provocador. Matías le persiguió hasta la calle para preservar su territorio, pero algo grande y brillante se abalanzó sobre el y le golpeó . Todo fué muy rápido. Sin saber como, apareció aquí.

MOCTEZUMA
Moctezuma, el otro líder, un gato negro de gran cabeza. Nunca necesitó imponer el órden en la colonia. Simplemente todos los gatos le obedecían. Tenía una gran fuerza mental y su mirada era de un verde magnético. Nos contó que procedía de una calle muy peligrosa, cercana al puerto. Un día le llevaron a aquel jardín tan querido. Su sistema era el respeto. VIvió varios años felices en el jardín. A veces se encontraba enfermo y los humanos le trasladaban a un lugar, en el que había muchos gatos y le cuidaban. Luego volvía a su jardín, como si no se hubiese ido y todos los gatos le saludaban con respeto y consideración.

Conocimos a otros muchos gatos más como, por ejemplo, a IGOR con su ojo pirata y a Lennon, el gato protesta blanco y negro, o VÍCTOR, el gato pardo que cantaba a la luna con voz desgarrada.También a las inseparables amigas siamesas, Ming y Fellini, por fin juntas otra vez. MING y FELLINI


DIANA ENYA
Me apenaban especialmente dos jóvenes gatas que había llegado recientemente. Eran Diana, tricolor de brillantes colores y Enya, una belleza gris de ojos de color cobre. No comprendían que les había ocurrido. No parecían aceptar dónde estaban ni llegaban a encontrar su lugar en aquel mundo nuevo, tan extraño para ellas. Cuesta entender el tránsito entre los dos mundos y ellas llevaban muy poco tiempo. Intenté explicarles que era cuestión de tiempo. Moctezuma con su gran personalidad de druída, nos hizo mirar al cielo estrellado. Nos contó que muchas estrellas tienen nombres de animales como, la constelación del cisne, la osa mayor y la menor, la constelación del perro, del caballo e incluso una llamada del "ojo de gato."

Nos dijo, que cada pequeño punto luminoso que brillaba en aquella oscuridad profunda era el espíritu de uno de nosotros que había seguido el camino que ellas acababan de recorrer. Formabamos parte de un universo sin fin. En el, nada se pierde ni ocurre por azar, sino que formamos parte de un constante proceso de renovación y transformación que nunca se detiene.

Era un verdadero placer escucharle. Parecía tener respuestas para todo. Quizás pudiera aclararme algunas de mis muchas dudas.