sábado, 13 de septiembre de 2014

Encuentro en GATIBONA

Un esbelto gato negro de ojos amarillos y pelo brillante caminaba con paso elástico, como desenfadado, por la verde campiña. Llevaba a su espalda una mochila roja. La mochila era grande y estaba llena hasta los topes pero la llevaba como si no pesase nada. De hecho, así era porque solo contenía recuerdos, millones y millones de recuerdos de momentos maravillosos compartidos con sus compañeros felinos y con algunos queridos humanos. Sobre todo, con su humana de pelo rojo con la que tantas horas había pasado antes de....de que su vida cambiase, sin comprender que le había ocurrido y que le había llevado hasta allí.
Atrás quedó aquella tarde soleada de Julio en que se sentía tan débil y sus humanos lo sacaron en aquella mochila roja y lo llevaron a un lugar de paredes verdes. Recordaba vagamente que algo molesto le había pinchado en una de sus patitas. Después de eso....se quedó dormido, profundamente dormido.
Sin comprender lo que estaba ocurriendo, salió a un espacio abierto. Había un camino largo y bordeado de árboles a los dos lados. Hacía calor, pero la sombra era refrescante.
Anduvo y anduvo durante días. Su cansancio y malestar habían desaparecido. Era como si su juventud y dinamismo hubiesen vuelto.  Quería viajar y ver mundo, hasta que lograse encontrar de nuevo a su humana.
Pensándolo bien, habían tardado en conocerse. Ella siempre lo había considerado un gato travieso y trapisondista y no se daba cuenta que era su forma de llamar su atención. Por eso le saltaba a la espalda y se colaba en las habitaciones...quería ser especial. Solo cuando enfermó, ella aprendió a leer en sus ojos profundamente amarillos que el era único y decidió aprovechar cada momento que pudiera pasar con el. Estaba seguro que volverían a encontrarse.
Había asumido, que la misión de su nueva vida era viajar y aprender de los gatos de otros lugares, comprender su lenguaje y sus problemas, para poder ayudar a otros gatos en su misma situación.
En su peregrinaje, llegó a una gran ciudad. Era una ciudad muy antigua en la que los gatos eran habitantes respetados y vivían entre las ruinas de antiguos templos.
La ciudad tenía grandes monumentos, un enorme edificio semicircular, columnas rotas y muchos coches y gente.
Una noche, se sentó en el borde de una curiosa fuente en forma de barco, iluminada, flanqueada por flores. Se agachó a beber y notó dos ojos fijos en su espalda. Sigilosamente, como suelen ser los gatos, se volvió y ....no podía dar crédito a lo que vio....."¿ORFEO???, pero que haces tu aquí, donde has estado todas estas lunas?. Que lugar es este y que pintamos aquí?"
Orfeo era también un gato negro, pero su expresión era recelosa, como si tuviese temor a todos los humanos.
"PUMBY, hermano, que alegría ver a alguien de casa. Seas bienvenido a GATIBONA, una de las mas famosas ciudades felinas. Si has llegado hasta aquí, es porque una de tus vidas ha terminado y te has renovado para volver en otra nueva vida. En esta ciudad los gatos son respetados y admirados y habitan en los más famosos lugares. Quédate conmigo y te presentaré a los gatos del templo en ruinas. Tal vez reconozcas a algunos. Ellos te contarán más sobre la misión que te ha traído hasta aquí".
Hablaron durante toda la noche de sus vidas pasadas, de sus humanos. Orfeo con su timidez extrema nunca fue feliz con los humanos por lo que su reencarnación a una nueva vida felina era complicada.
"La ciudad despierta, PUMBY, es hora de dormir para nosotros. Nuevas aventuras nos esperan en los próximos tiempos".
Juntos de nuevo, se enroscaron para dormir en un lugar tranquilo, cobijados bajo una larga escalera.