viernes, 8 de febrero de 2008

Ha llegado un mensaje , para la gatita MISSY, de su familia humana







MISSY



DUNA

09/02/2008 Hola “mi chica”. Dos años que te fuiste y parece que fue ayer. Te tenemos siempre presente. Emilio ya está en tercero, aunque se le está atragantando la patológica general. El nunca dice nada pero yo veo marcas en el cristal de tu foto en su habitación. Si ves a Gastby y Tusha les das recuerdos. El día seis fue el “cumple “ del chico, ya veintiuno. TE QUEREMOS.Duna es muy mala pero también la queremos mucho. Hasta siempre MISSY.


























Llega un mensajero


















































Los dias que siguieron a la Navidad fueron más tranquilos. La nieve, que había cubierto todo de blanco, empezaba a derretirse. Aún así, los días y aún más las noches, continuaban siendo gélidos. Se notaba que los dias iban siendo lentamente cada vez más largos.

Los habitantes de la ciudad habían vuelto a la actividad y la ciudad bullía de vida y alegría. Las tiendas y los mercados estaban repletos de gente. La alegría ra contagiosa. La ciudad nos había concedido el título de "Ciudadanos de Honor" y no querían dejarnos marchar. Nos colmaban de mimos y alimentos pues, según ellos, a nosotros debían su redención y vuelta a la vida. Pasábamos los dias caminando por las calles y puentes y, más de uno, se quitaba el sombrero como reverencia, al vernos pasar. Porcellino era libre y feliz, porque podía correr y trotar, sin sentir ninguna amenaza. Por el contrario, parecía que se había convertido en el emblema de la ciudad. Ya no volvería a tener miedo, él y sus congéneres que a veces bajaban de las montañas próximas, ya no tenía nada que temer.

Después de Año Nuevo, volvimos a visitar a nuestros amigos que vivían en el palacio con aquel precioso jardín. Pasábamos las mañanas dormitando al cálido sol invernal. Las tardes eran para contar historias. Recuerdo que JUDITHA nos contó que existía una ciudad, habitada por aristocráticos gatos que siempre lucían collares. No era una ciudad como las demás, pues estaba situada en una laguna y, como el agua había invadido la ciudad, ésta tenía canales en lugar de calles. Sus habitantes se movían por ellos por medio de unas embarcaciones que llamaban góndolas. Tenían una fiesta en la que solían disfrazarse y cubrirse la cara con extrañas máscaras.



"¿Porqué esconden los humanos sus caras detrás de máscaras y ropajes extraños. Esque a caso no están contentos con su pelaje?", pregutó DANDY.

"Bueno", contestó Azzurra, "los humanos no tienen una piel tan cálida y peluda como la nuestra. Si no se cubriesen con ropas, pasarían frio en invierno y el sol les quemaría en verano. El ser humano es bastante desvalido en muchos aspectos. Sus sentidos también son mucho menos agudos que los nuestros. Si no creasen artilugios de todo tipo, serían incapaces de sobrevivir en la naturaleza como nosotros".

"Si, pero ¿para que se ponen máscars y caretas?", preguntó PUSHKIN.

"A veces se trata de un juego o una alegre fiesta, pero en la vida real, muchos humanos no muestran su verdadera personalidad o sus intenciones. A veces no son lo que parecen ser. Hablan con palabras y gestos engañosos. Su mímica no es tan honesta como la nuestra. Ninguno de los nuestros haría algo así", contestó JUDITHA.

"Pero no todos los humanos son así", replicó airada GINA, "nosotros hemos conocido humanos nobles y que harían cualquier cosa por salvar a uno de nosotros, verdad amigos?". GATSBY, DANDY, PUSHKIN, TUSHA, OSCAR y TATIANA con el pequeño ELVIS, asintieron con vehemencia.

"Claro que si, pero al ser humano le quda aún mucho por aprender. Debe comprender que los demás seres vivos somos compañeros de viaje, no presas o seres inferiores. Su supuesta inteligencia superior es tan solo un arma para suplir su debilidad".

Mientras hablábamos, un pájaro rojo se posó sobre una de las estátuas y lanzando un grito estentóreo, llamó la atención de todos. "Soy el mensajero y vengo a informar a ÓSCAR, el gato cantor. Debes saber que tus amigos CLAUDIO, ÚRSULA y MELCHOR han llegado". ÓSCAR quedó atónito. Había llegado su mejor amigo, CLAUDIO, el gato de ojos azules que siempre le daba topadas. No podía creerlo. ¿Que le habría ocurrido?. ÚRSULA, la delgada gata parda llevaba tiempo enferma, pero MELCHOR, aquel joven gato rnaranja de mirada soñadora... parecía imposible.