lunes, 15 de junio de 2015

El jardín de ARMONÍA



Un nuevo atardecer en GATTIKA.
SCHATZY miraba al cielo y
sabía que por otra noche más no podría hacer guiños ni iluminar a su humana en su camino a casa.
Era aquella gata blanca llamada LANITA, la de la piel blanca como las nubes, la que muchas noches paseaba arriba y abajo y saltaba de una nube a otra y acababa por cubrir el azul profundo de la noche de multiples nubes algodonosas que no dejaban ver nada.

LANITA había sido muy querida por un humano pero su felicidad no había durado mucho porque su piel tan blanca había sido quemada por el sol. Ahora saltaba de una nube a otra, para ver si entre los resquicios podía ver el mundo de los humanos y ver al amigo que dejó.
Ya entrada la noche, los gatos del templo de la colina se reunieron y acurrucaron para sobrellevar mejor el relente y pidieron a SHATZY que comenzase a contar alguna de sus historias.
Mirando al horizonte que ya prácticamente no se distinguía del GRAN AZUL, comenzó así...
"Mis queridos amigos, mi primera historia será sobre un maravilloso jardín, en el NIVEL MEDIO o MUNDO DE LOS HUMANOS, el lugar que yo dejé hace dos lunas.
Yo vívía en una ciudad al otro extremo del GRAN AZUL, llamada "ARMONÍA o La ciudad de las 300 torres" en la que el sol brillaba casi cada día a pesar de que estaba gobernada por seres grises y corruptos . Había en ella un jardín lleno de paz en el que habitaba una colonia de 50 preciosos gatos cuidados por humanos que eran muy amables con ellos.
El jardín en si, también era un ser vivo que cuidaba a todos sus habitantes, pero especialmente a los gatos.
Cuando el sol o el calor eran muy intensos, los frondosos árboles alargaban y entrecruzaban sus ramas para dar sombra y frescor a sus habitantes felinos.
Cuando  hacía frío o la lluvia era intensa, los árboles les hacían hueco en sus vetustos troncos y los felinos nunca se mojaban.
De vez en cuando, el jardín les hacía regalos. Todos los años, al principio de la estación más cálida, que los humanos llaman Verano, el jardín cubría el suelo de pequeñas flores amarillas para que caminasen sobre ellas.

En Otoño, cuando los días empezaban a ser más grises y fríos, el jardín daba a su árboles brillantes colores para que el mal tiempo les fuese más llevadero. El milenario Gingko, el árbol que conoció la prehistoria de la tierra, cubría el suelo de una alfombra de brillantes hojas amarillas y otros árboles se teñían de colores rojos o anaranjados.

   
El jardín sabía que tenía que cuidar a sus felinos porque estos eran los  descendientes de los dioses venerados por los antiguos egipcios. Eran y siempre serían mágicos.
Entre los gatos del jardín siempre había un gato que era el descendiente directo del sol RA y de la diosa BAST, la elegante diosa gata. Fueron muchos los REYES GATOS  en el jardín. Se perdían en el tiempo y los humanos cuidadores ya solo recordaban a unos pocos: el elegante DANDY, el benévolo MOCTEZUMA, el guerrero MATÍAS y SCARY, el  rey gruñón, que siempre había estado allí y era tan 
viejo
como el tiempo. Ya nadie recordaba cuanto tiempo llevaba allí y aunque seguía manteniendo su carácter  y su genio, su cuerpo se había debilitado. El invierno pasado había sido especialmente frío y había sido adoptado por los humanos, ya que
dada su edad, no hubiera sobrevivido al frío.
Había llegado el momento de YURI, el gatos del sol, el del pelaje resplandeciente.
YURI era un gato que había conocido otras vidas y había disfrutado de su libertad, pero
 ahora, había sido elegido y su vida iba as ser diferente.
Sus amigos NICO y FRED, lo escoltaban allá donde iba. Aunque tenían alguna reyerta, los tres se habían vuelto inseparables.  Los tres reinarían como un triunvirato en el jardín. La leyenda de los gatos de ARMONÍA se difundiría por todo el NIVEL MEDIO. Humanos de todas partes los visitarían y contarían sus historias". 

SHATZY ya estaba muy cansada y los demás gatos empezaban a dar cabezadas de sueño. Una suave pata acarició el lomo colorido de SHATZY. 
"Sabes, yo conocí bien ese jardín...yo fuí el que los humanos llamaban DANDY y también conocí y quise mucho a tus humanos. Tengo mi mochila llena de recuerdos maravillosos.
Descansemos ya, es tu momento de hacer un guiño a tu humana. LANITA por fin duerme sobre la luna y el cielo se ha despejado. 
Buenas noches, hermanos gatos. Buenas noches queridos humanos.
Siempre estaremos vivos mientras nos recordéis".