lunes, 8 de diciembre de 2008

La insuperable tristeza del contador de cuentos

El frío y la escarcha habían invadido el valle de Öhringen. Los árboles habían perdido sus brillantes colores y parecía que los temperamentales caballos habían por fin llegado a un acuerdo que les permitiese convivir en paz. La reina Iiiiiiiilka, por fin gobernaba en paz. El bravo e irritable Zaaaaaayan había decidido ceder su puesto a otros caballeros más jovenes. Así pues, nuestra labor de intermediarios había tenido éxito, pero nuestro viaje debía continuar. Nos pusimos de nuevo en camino un frio amanecer, mientras veíamos salir un sol rojízo y gélido por detrás de las montañas nevadas.
Conforme íbamos alejándonos, las siluetas de nuestros amigos equinos, eran solo tenues sombras que apenas resaltaban sobre el blanco de la nieve. En las horas centrales del día, el frío era tolerable, pero nuestras patitas quedaban ateridas y, cada tanto en tanto, debíamos parar y calentarnos. "¿Quien dijo que aquí siempre hacía buen tiempo?", preguntó GATSBY. "Bueno", contestó DANDY, "las leyendas siempre tienen un márgen de fantasía". No todo es cierto, ni todo es falso. Hay que pasar por algunas pruebas y dificultades para poder llevar a cabo nuestro viaje.¿Quien dijo que fuera fácil?"
Así anduvimos varios dias. Por las noches, cuando el frío hacía imposible nuestro avance, nos guarecíamos en cuevas o en los troncos huecos de los árboles . Cuando hace frío, los gatos nos acurrucamos unos contra otros para darnos calor.
Fue aquel atardecer, cuando GINA volvió diciendo que divisaba luces a lo lejos. Todos corrimos tras ella, para descubrir que se trataba de una extraña formación alrededor de una montaña, que recordaba a las ciudades humanas. Como hacía rato que había dejado de nevar, decidimos acelerar nuestra marcha y aproximarnos. Quizás alguien pudiese darnos cobijo contra el relente y el frio de aquellas noches de la última luna del año.
Entramos por un portalón. Todo era silencio. La luz que nos había atraído inicialmente, nos guiaba. Instintintivamente seguimos su resplandor hasta llegar a un salón amplio y caldeado. Allí, recostado junto al fuego, del que procedía la luz, reposaba un enorme gato. Como si hubiera detectado nuestra presencia, se volvió hacia nosotros con la elasticidad de un gran felino. Su cara y sus ojos, reflejaban una gran tristeza.
"Sed bien venidos, forasteros, yo soy ROAKIN, el más solitario y triste de los felinos. En otro tiempo, yo era feliz y era conocido como, "el gran contador de cuentos", pero mi vida cambió totalmente, cuando mi fiel compañera murió hace 16 lunas. Yo mismo, estuve a punto de morir hace 12 lunas, porque quería reunirme con ella, pero no lo logré. Desde entonces, vivo como un autómata, pero mi vida no vale la pena. Pero no quiero entisteceros. Seguro que estareís cansados y hambrientos."
ROAKIN nos invitó a pasar a una larga galería, en la qaue nos ofreció platos de leche caliente. Unas cálidas y mullidas camas nos esperaban.
Después de varios dias de viaje, necesitábamos reponer fuerzas. Ya habría tiempo de conversar.
Tal vez nuestra presencia, pudiese ayudar a ROAKIN a superar su tristeza. Nos dimos nuestras topadas de buenas noches y, como cada noche, nos dormimos soñando con nuestros queridos amigos humanos y con nuestra cama. Buenas noches AMA, buenas noches AMO, buenas......... nooo..