martes, 24 de abril de 2007

La historia de RUBIA



























Después de varios dias de lluvia contínua, por fin ha vuelto el buen tiempo. Todo está verde y húmedo. Aún gotean algunas hojas. Huele a césped fresco y a flores. Por fin PRIMAVERA!!!!!

Anoche, despues de varios días contando mi historia a mis amigos, me dormí pensando en todo lo que había estado contando. De nuevo me pareció volver allí y percibir el intenso olor a miel, como de orquídea, del árbol de mi balcón. En esta época siempre está lleno de diminutas flores rosadas. Incluso me pareció ver a la familia de tórtolas, con su nuevo pequeño. Recuerdos.......


Dandy ha venido hoy a verme con una gatita nueva, recién llegada, según mee ha dicho. Se llama RUBIA y su pelaje es casi del color del mio. Lo que me ha llamado la atención en ella es su agilidad y su alegría. No para de correr y saltar. Se sube a un árbol, baja corriendo, se vuelve hacia nosotros, luego trepa al muro,vuelve a bajar......,



"Vaya manojo de nervios, no?", le digo a Dandy.
"Bueno" me contesta, "si consigo que pare un par de minutos y consigo que te cuente su historia, entenderás porqué está tan contenta de poder correr y saltar".
"Ruuubia, Ruuubia, ¿puedes venir y sentarte un momento con nosotros?, tienes toda la eternidad para seguir con tus ejercicios"
"Bueno, pero poco rato, eh?. No podeís imaginar lo que deseaba poder hacer esto. Llevaba nueve años esperando".
"Anda, cuéntanos tu historia a Gatsby y a mi", le pide Dandy.
"Pués vereís, yo nací en un deslunado. Una humana llamada Lola me rescató de dentro de un agujero, cuando yo era aún muy chiquitita. Desde el principio tuve problemas para andar. No se muy bién porqué, pero tenía temblores y no conseguía coordinar bien mis movimientos. Lola se apiadó de mi y me tuvo durante un tiempo viviendo en su caja con ruedas. Me daba de comer e intentaba enseñarme a andar mediante unas cinchas que me sujetaban por debajo de los brazos. Al principio, podía arrastrarme haciendo fuerza con las patitas delanteras, pero fuí cada vez a peor, hasta que llegó un momento que solo podía mover la cabeza.

Lola me subió a su casa y me tenía en un capacito. Ella conocía muy bien mis necesidades y gestos y yo intentaba ayudarla, maullando para avisarla, cuando quería algo. La pobre se desvivía por mi, e incluso, adaptó sus horarios a mi.
Tenía otros gatos y un perrito muy simpático, llamado Lolo. Todos ellos me querían, e incluso, algunos como Blanca me abrigaban cuando hacía frio. Pasaron los años y yo no mejoraba, al contrario, mi incapacidad iba en aumento. Últimamente, me encontraba mucho más débil. Había perdido mucho peso y me costaba respirar. Me costó mucho despedirme de Lola y mis amigos, pero desde que llegué ayer aquí, soy otra. Nunca había podido utilizar mis patitas. Comprendeís ahora porque es para mi tan maravilloso correr y saltar?."

"Claro", dijimos Dandy y yo a coro, "debes disfrutar al máximo de tu nueva vida. Aquí conocerás a gente estupenda".

"Precisamente", dijo Dandy, "al escuchar decir a Gatsby el otro dia que procede de los gatos de Maine, al otro lado del gran océano, venía a proponeros un viaje. Hay alguien a quien debes conocer, pero está lejos y puede que tengamos que correr algún riesgo. ¿Quién está dispuesto a abandonar tu comodidad y venir conmigo?".
"Estaré encantado de acompañarte", Contestó Gatsby, "pero, ¿de quién se trata?.

"Será una sorpresa, pero verás como no te arrepentirás"

"¿Podemos ir nosotros también?, preguntaron GIna y Pushkin.

"Por supuesto, pero tened en cuenta que el viaje será largo y no estará libre de peligros. Saldremos en cuanto estemos todos preparados".