martes, 20 de noviembre de 2007

Topadas y reencuentros































Era una gélida mañana gris. El sol ni siquiera atisbaba entre la densa capa de nubes. El suelo estaba todavía cubierto de escarcha de la noche. Por el camino iban caminando dos gatos, muy de puntillas, para no enfriarse las patitas. Parecían conocerse desde hace tiempo. El mayor de los dos era un gran gato pardo de cabeza redonda y bigotes rizados. El otro era un gatito jóven de color gris rayado. El mayor iba canturreando una cancioncilla con su aguda y sonora voz y el pequeño le hacía coro y saltaba alegremente de un lado a otro. El frío no parecía quitarles el buen humor.


De pronto, obsevaron a lo lejos que las nubes se habían condensado tanto que no s podía ver nada.

"Quizás fuese mejor cobijarse en una cueva, parece que tendremos tormenta ", dijo el gato grande, "vamos a buscar, mira, allí parece que hay una bastante acogedora y protegida por matorrales". Con una topada de su gran cabeza, apartó el matorral y su cara de sorpresa no fué menor que la de aquellos que habitaban en la cueva.


"¿Pero quienes sois vosotros y como osaís invadir nuestro territorio?", les dijo un gran gato rojizo de larga melena. "¿Esque no conoceís las normas de respeto felino?".


"Sentimos molestaros, pero ncesitamos protegernos de la tormenta. Hemos llegado hace poco y venimos en son de paz. Yo soy ÓSCAR aus dem Botanischen Garten y este es ELVIS, de la estirpe de los gatos azules. Quienes sois vosotros?".


"Yo soy GATSBY y estos son DANDY, GINA, TUSHA, PUSHKIN y la que duerme en el rincón es TATIANA. Ella también procede de la estirpe de los gatos azules".

"¿Tatiana?", dijo el pequeño Elvis, "ese era el nombre de mi madre. Ella es el motivo de mi viaje hasta aquí". Se acercó sigilosamente y se quedó observando a Tatiana. De pronto, sin poder contenrse, rozó suavemente su cara. Siguió una topada hasta que ella despertó. En principio pareció no reconocerlo, pero después de olfatearse largamente, irrumpieron los dos en topadas y caricias. También Óscar se alegró de volver a ver a Tatiana.


Tras los saludos y presentaciones reglamentarias, fueron inevitables las preguntas, pues es sabido que los gatos son seres muy curiosos.

"¿Cuales son vuestros planes?", preguntó TUSHA, con su mirada inquisitiva y curiosa.


"Yo voy en busca de la Ciudad Santuario de las montañas de Ewigerschnee. Quiero visitar allí a un amigo que me ayudará a ver el futuro".


"Yo, ya he encontrado a mi madre, pero juntos viajaremos hacia Bastis, la ciudad de las sacerdotisas de Bast que cuidan a pequeños gatitos. Quizás allí podamos encontrar a mi hermana Estela y volver a ser una familia feliz".


"Bien, viajaremos juntos, ya que según la brújula que brilla en la oscuridad, vamos todos en la misma dirección. Descansad, porque no tardaremos en ponernos en marcha", dijo Dandy.


"¿Pero no temeís a la gran tormenta que se avecina?", preguntó Óscar, "¿esque no habeís visto esa niebla tan densa?".

"Eso que veis, no es una tormenta. Es la ciudad en la niebla. Es una curiosa historia que nos contarán con más detalle los amables gatos guardianes de la ciudad. Si teneís curiosidad, venid con nosotros y los conocereís".






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