jueves, 27 de febrero de 2025

La fidelidad del REY SOL

"Chicoooooos, chicooooos....la he visto, he vuelto a ver a mi humana!!!!!"
SHATZY llegó trotando feliz, como hacía tiempo que no estaba.
Desde hacía meses estaba algo triste por no ver a su humana que tanto quería. Recordaba cada noche cuando dormía con su cabecita apoyada en la de ella y cada noche le mandaba guiños con su estrella, aunque no la viera. APAXIA, la gran bibliotecaria le había explicado que eso era debido al giro de la tierra y que cuando volviese la primavera, volvería a verla. Solo era cuestión de esperar.
Aún así, la tristeza había dado un intenso color azulado a su estrella.
Fue aquella noche cuando volvió a verla, cruzando aquel puente de piedra flanqueado por hermosas figuras, que cruzaba sobre un largo jardín que se perdía en la lejanía.


Le mandó un guiño y luego otro. "¿Podrá reconocerme después de tanto tiempo?"
La humana miró hacia arriba. Instintivamente lo hacía cada noche para buscarla. De pronto vio aquella brillante estrella azul parpadeante...era ella, su pequeña SHATZY, la estrella que le hacía guiños y siempre la guiaba hasta casa. ¡Por fin volvían a encontrarse!.  La humana también le hizo guiños. SHATZY comprendió, pues esa es la forma en que los gatos dicen..Te quiero.
Así pues, SHATZY estaba exhultante. Se sentó al sol entre las sólidas piedras del viejo templo, con sus grandes ojos pintados entornados.
Sus compañeros la miraban con una cierta incredulidad. Por fin volvían a ver su cara feliz.
Después de un rato, al declinar algo el sol, todos se reunieron a su alrededor. "Amigos", les dijo, "hoy estoy inspirada. Voy a contaros una historia relacionada con mi humana, una historia de amor en el tiempo y en el espacio".
"Recordáis la historia  del Jardín de ARMONÍA y de YURI, el GATO del SOL, cuyo pelaje resplandecía como si cada pelo fuera un rayo de sol?".



YURI era un ser con criterio y voluntad propia. Un ser inteligente, un alma sabia y antigua que había vivido muchas veces y  siempre la vida que había querido.
Un día del mes más corto, apareció en el Jardín de Armonía junto con sus hermanas XENA, ZAIRA y XANADÚ . Era un gato joven y fuerte todavía con cara de cachorro, que a nadie pasaba inadvertido.   Pasados un par de años, su naturaleza  cambió. Ya no era un cachorro y se convirtió en Casanova y trotamundos. Se movía por la zona como si fuese el amo, poderoso y orgulloso, recorriendo distancias inusuales en un gato. Todo el mundo lo admiraba y alimentaba, pero el  siempre era  feliz cuando aparecía su  alma gemela humana que  cada día lo buscaba para llevarle alimento.
De ahí venía su vínculo tan especial.

 
YURI estaba destinado a ser el próximo REY GATO, y un día regresó al jardín de ARMONÍA. Pasaba horas tomando el sol junto con sus amigos NICO y FRED, esperando aquellas voces conocidas que siempre les llevaban comida y golosinas y, sobre todo a su amiga favorita que pasaba horas al sol, jugando con el.  Todo parecía perfecto y las estaciones iban pasando pausadamente. Su vida parecía tan feliz e inmutable pero, por desgracia, su destino estaba a punto de cambiar.  


Un mal día de la estación de las hojas amarillas, se sintió enfermo. Su boca  le dolía terriblemente y no podía comer. Incluso se dieron cuenta que se notaban sus huesos al tocar su precioso pelo rojizo.
Le llevaron al hospital para animales enfermos y tras pincharle y sacarle líquido rojo, el pronóstico no fue bueno. Sus riñones ya no funcionaban bien.
Es lo mismo que me ocurrió a mi y a muchos de nosotros.Por desgracia, los riñones son nuestro punto flaco y los humanos no consiguen dar con la causa de esta debilidad.
Nuestra amiga humana, que también era su protectora y le consideraba su alma gemela, decidió seguir intentándolo.
Era la época que los humanos llaman NAVIDAD. Ya sabéis que es una época mágica para los humanos y ella pidió un milagro...un Milagro Navideño. Pidió que YURI pasase aquella Navidad con ella.
Contra todo pronóstico, YURI remontó varias veces y pudo volver a casa con ella.
El sabía que su vida no sería muy larga. Se sentía débil y cansado, pero hacía un verdadero esfuerzo por comer, para no entristecerla. La recibía cada día detrás de la puerta, derecho y ansioso de verla y recibir sus caricias, con su cara redonda y sus ojos dorados. Cuantas horas pasaron juntos, cuantas caricias. Cuantas noches ella se levantaba de madrugada  para que tomase algo de alimento, pero cada vez le costaba más esfuerzo comer.
Fué aquel día, después de pasar la mañana con sus nuevos amigos, que se enroscó en su camita . No tenía ganas de nada. De nuevo lo llevaron a la clínica y le pusieron aquellas cosas que pinchaban. Aquél líquido le hacía sentirse mejor. Pero, ella no estaba y ya no quería comer.
Fue aquella tarde que su amiga volvió a visitarle con otra humana. Levaba dos días sin comer y estaba más delgado y débil pero esataba  tan feliz de volver a verla que se paseaba por la clínica recto y animado, sacando fuerzas de flaqueza.
Se durmió entre sus brazos y escuchando sus palabras de cariño y agradecimiento. Una inmensa paz les inundó a los dos porque sabían que no era el final y que siempre estarían juntos, por muchas vidas, por muchos universos. Y él le habló sin palabras "Gracias por tu fidelidad. Ahora seré yo quien te ayude". 
Yuri nunca dejó de cumplir su promesa.