Nos sentíamos muy bien con aquellos nuevos amigos. Eran gatos que habían vivido la vida libre y tenían mucho que contar. Sus historias eran todas agridulces, mezcla de amor humano, desarraigo y sobrevivir en las calles y las ciudades humanas, con sus peligros constantes. Algunos, como Matías y Moctezuma, fueron verdaderos líderes en su territorio, admirados y respetados, tanto por los gatos como por los humanos que los cuidaban. Curiosamente, todos ellos procedían del mismo jardín en que vivieron Gina y Dandy, llamado El JARDÍN de ARMONÍA
Nos dijo, que cada pequeño punto luminoso
en aquella oscuridad profunda era el espíritu de uno de nosotros que había seguido el camino que ellas acababan de recorrer. Formábamos parte de un universo sin fin. En él, nada se pierde ni ocurre por azar, sino que formamos parte de un constante proceso de renovación y transformación que nunca se detiene.
Era un verdadero placer escucharle. Parecía tener respuestas para todo. Quizás pudiera aclararme algunas de mis muchas dudas.
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